Los artistas venezolanos son contestatarios *

* Versión original del reportaje sobre el Día del Artista Plástico publicado en el Diario 2001

El escenario político y social de la nación, sumado a los cambios de la modernidad, ha formado creadores visuales que actúan como testigos y críticos de los hechos trascendentales

Indira Rojas

“Es verdaderamente heroico sobrevivir de cultivar el espíritu en un país donde ni siquiera valoran la vida”, sentencia Elisa Abadí, artista plástica caraqueña que no teme convertir sus pinturas en una respuesta al ruido exterior: la situación política, el estrés cotidiano, el trauma de las diferencias sociales. Con sus peinados cambiantes, que mutan como sus vestuarios todos los días, Elisa no solo hace arte es también una extensión de su estética particular. Aprendió de Pedro León Zapata que el artista “no es el material, el artista es la cabeza y el corazón” y aconseja a quienes siguen este camino seguir luchando “como sea y jamás perder la voz”.

Entre los cuadros de Elisa se encuentra una pintura de  Tío Simón y su combo de infantes, junto a una pieza intervenida de José Gregorio Hernández con un vestuario multicolor, y un retrato de Franklin Brito y María Lourdes Afiuni.

“Hoy hay un arte crítico, contestatario, que sé pregunta qué pasa en el mundo y en el país y traslada esta reflexión a su espectador”, explica la investigadora y curadora de arte Lorena González. “La situación país hace que la producción artística se base en la memoria y no en movimientos formales como ocurría anteriormente”, agrega. Y en esta creación venezolana se suman los académicos y los curadores “que se desplazan de acuerdo a la cartografía que impone el arte, por los territorios que se desplace, sean institucionales u otros escenarios”, manifiesta González.

Con la crisis de los museos entre 2005 y 2010, en la que no todos estaban contentos con el cambio que imponía la creación de la Fundación Museos Nacionales, el mapa se fue nutriendo de lugares inusuales, de la calle, de otras dimensiones y de otros materiales para el arte. Sin embargo, la situación individual para cada creador visual no es tan rosa.

Dificultades

El viernes 10 de mayo varios estados del país celebraron el Día del Artista Plástico brindando a espectadores y artistas un espacio para compartir, observar, y contemplar. Sin embargo, detrás de cada obra y de cada pintura hay limitaciones ignoradas.

“En mi experiencia personal la limitación más importante es económica y esto incluye el conseguir material, aunque uno puede crear con cualquier cosa y tener voz con lo que encuentre a la mano, lo digo por la presión que uno siempre tiene de sobrevivir vendiendo lo que pinta”, comenta Elisa.  Agrega que ella no hace cuadros ni obras por pedido, solo se enfoca en lo que quiere hacer porque no lo considera arte. “Como decía Picasso el artista no es el que pinta para vender sino el que vende lo que pinta”.

Sin embargo, mantener el espíritu artístico no es tan sencillo. Como Elisa, muchos pintores veteranos y jóvenes logran ver la luz en sus bolsillos cada tres, cuatro y hasta seis meses. Pese a la situación, la crisis es también un cultivo de oportunidades. González explica que tras “la etapa oscura” en la que la administración de los museos era “muy burocrática” los creadores visuales encontraron nuevos enfoques y se convirtieron en críticos y testigos de los eventos trascendentales que marcan la agenda en el país.

Uno se pone más creativa por la falta de oportunidades, lugares, materiales, dinero, una vez más digo el que sabe crear lo hará donde esté y con lo que tenga a la mano, lo que uno tenga en el espíritu y la fortaleza interior hay que sacarla por encima de todas las adversidades”, comenta Elisa.

Con dos o tres meses un comprador se lleva un Elisa Abadí. Sin embargo, ella continúa escuchando cada 10 de mayo, día que se conmemora el natalicio de Armando Reverón, que el loco de Macuto le insiste y le dice “sigue”.

Pintura de Elisa Abadí de  María de Lourdes Affiuni

Pintura de Elisa Abadí de María de Lourdes Affiuni

Tiempos de oportunidades

La investigadora de arte Lorena González asegura que la etapa oscura para los artistas venezolanos y las instituciones expositivas que se vivió años atrás se supera poco a poco, y deja ver las oportunidades que ofreció esta crisis para que los creadores plásticos  se familiarizaran con otros medios de expresión informales. “La producción artística contemporánea ya no está en los museos, aunque hace un año y medio aproximadamente hay nuevas actividades y exposiciones en ellos que promueven su regreso”, señala González. La curadora observa que hay una participación diversa de artistas y que se ha retomado la preparación de exposiciones novedosas.

“El caminó comenzó otra vez a renovarse, entre 2005 y 2010 se vivió una etapa de gran burocratización”, manifiesta la especialista. Explica que pese a la floja institucionalidad asociada al arte que se comenzó a experimentar en esos años y la pérdida de autonomía de estos espacios tradicionales al ser supeditados a la Fundación Museos Nacionales (FMN), “no fue una época mala, pues se reforzó la autonomía de los espacios expositivos no oficiales” y contribuyó a ampliar el trabajo artístico hacia otros enfoques, materiales y dimensiones.

En 2005, tras la creación de la FMN, curadores e investigadores dieron señales de alerta al observar que el traslado de los recursos y de la administración de los museos a una entidad superior, bajo la que conviven 15 organizaciones museísticas, no permitía la descentralización y la fluidez de las gestiones internas. Señalaban que las estructuras estaban abandonadas, las salas no estaban abiertas al público en su totalidad, y no se disponían recursos para la investigación.

 Entre locos y anécdotas, una historia de Elisa

“El loco de Macuto”, así era llamado Armando Reverón. Con su teatralidad, sus frases enigmáticas, y el olvido de lo cotidiano y lo necesario, la fama del artista de la luz quedaba sumergida en la penumbra de la prensa y del boca a boca que insistía en su demencia. En 1953 es internado definitivamente en el Sanatorio San Jorge. Durante los ocho meses que pasó recluido en el lugar hasta su muerte sus facultades artísticas se mantuvieron intactas.

“Creo que el arte no se deja nunca, siempre está presente en todo, sobre todo en verle un sentido estético a la vida”, dice la artista plástica Elisa Abadí. “Lo ideal sería tener un ‘por si acaso’. Pero creo que Dios nunca abandona a los locos”, responde la pintora al preguntarle por la posibilidad de tener un trabajo alternativo. Ella está decidida a seguir el camino del artista plástico, aunque para algunos sea una locura. Incluso comenta riendo: “Al hacerse el loco es más fácil decir unas cuantas verdades sin que la gente se dé cuenta”.

El arte contestatario, como lo describe la curadora Lorena González, también expresa algunas verdades. Y el público se siente identificado. “Una de las cosas más hermosas que he vivido desde hace casi 20 años que pinto es cuando pinté al señor Franklin Brito. Mostré la pintura en un Mercado de Arte y se me acercó un señor con los ojos llorosos y dice: ‘Estaba buscando una prueba de que ese señor existió para contarle su historia a mi hijo, y gracias a tu trabajo lo puedo hacer’”, cuenta la Elisa.

“Me puse a llorar como una tarada”, confiesa la pintora, que vendió el cuadro sin sospechar que unas semanas más tarde el señor dejaría un mensaje en su email en el que le notificaba que había contactado a la esposa y a los hijos de Brito y que si a ella no le importaba “esa pintura tenía que pertenecer a ellos”. “Es una de las experiencias más gratificantes que he tenido”.

 Franklin Brito por Elisa Abadí

Franklin Brito por Elisa Abadí

Breves de Reverón

Celebrar la luz y la locura. El Día del Artista Plástico se implementó para conmemorar el natalicio del maestro Armando Reverón, conocido como “el pintor de la luz”, que nació el 10 de mayo de 1889. Su trabajo plástico fue reconocido en todo el mundo por representar una aproximación a la recreación de la luz y el color. Se han estudiado tres períodos de su obra: el azul, el blanco y el sepia. El artista, que fue llamado “el loco de Macuto”, falleció en Caracas el 18 de septiembre de 1954.

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4.000 dólares fue la cantidad pagada por un coleccionista norteamericano en Bogotá, en 1942, por un cuadro de Reverón. Fue una de las primeras obras apreciadas en el exterior, y se trataba de un pequeño paisaje.

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Un showman

  1. Era común que Reverón recibiera visitas de jóvenes de Caracas, de vecinos, estudiantes, pintores y curiosos. Frecuentemente en estos encuentros hacía gala de sus habilidades histriónicas.
  2. El escritor Guillermo Meneses lo describía como un cómico natural, y se negaba a aceptar sus juegos como simple payasadas.
  3.  Las conocidas muñecas, que solían ser parte de sus representaciones, estaban decoradas con extremo detalle e incluso tenían nombres propios.

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Felicidad. El retrato en el que Reverón saluda con un pumpá fue tomado por el fotógrafo Victoriano de los Ríos cuando unas bailarinas del Ballet del Coronel Bazille lo visitaron en El Castillete, llenas de curiosidad.

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Crisis. La última de sus crisis mentales ocurre en 1953. Fue internado nuevamente en la clínica de «Báez Finol», el mismo año en que le era conferido el Premio Nacional de Pintura. Trabajaba para una exposición cuando murió.

 

Vea en los siguientes links el PDF de la versión impresa del Diario 2001:

DÍA DEL ARTISTA PLÁSTICO 1

DÍA DEL ARTISTA PLÁSTICO 2

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